Hay catástrofes medioambientales cotidianas, de números pequeños
que sumándose en silencio alcanzan grandes proporciones pese a que suelen pasar
desapercibidas. Hay otras, impactantes, que ocurren en poco tiempo, que
acumulan números en cuestión de horas o días y saltan al gran público y, aunque
finalmente caen en el olvido, resultan impresionantes.
Unas y otras suponen, además de otras, grandes pérdidas económicas
y daños irreparables.

En 1998 Bielorrusia, tan afectado o más que la propia Ucrania,
dedicaba un 9% de su presupuesto nacional a combatir este desastre (18), el mismo porcentaje que nuestro país
gastará el año que viene en prestaciones por desempleo e infraestructuras. El nuevo sarcófago proyectado ante el
temprano deterioro del inicial –sólo 12 años después ya presentaba graves
riesgos (18)- se presupuestó en 2012 en 1.500 millones de euros (19), cifra levemente inferior a lo que España
gastará en cooperación internacional (20)
En 2011, el gobierno ucraniano estimaba en 180.000 millones de dólares
las pérdidas sufridas por su país a causa de la catástrofe (21), antes, en
2007, era el presidente bielorruso quien comparaba las pérdidas sufridas por su
país tras la catástrofe con las ocasionadas por la Segunda Guerra Mundial (22)
Bophal Hace
30 años de la fuga tóxica en la fábrica de pesticidas que la Union Carbide y el gobierno
indio tenían en la ciudad de Bophal. Produjo entre 4.000 y 25.000 muertes, dejó
secuelas en decenas de miles de personas –cegueras, parálisis, alteraciones
hormonales…-, la tierra sigue contaminada y la salud de quienes la habitan
seguirá comprometida por mucho tiempo (23)
La catástrofe afectó a las zonas más pobres de la ciudad y, además de lo
reseñado, una tercera parte de los hombres y una cuarta parte de las mujeres
que trabajaban en la zona perdieron sus trabajos, el 65% vio reducidos sus
ingresos incluso hasta el 100% y muchas otras apenas podían trabajar (24).
Aználcollar Los 5.000 metros cúbicos
de lodos tóxicos que contaminaron el entorno del Parque Nacional de Doñana tras
la rotura de la balsa que los contenía, en 1998, supusieron un coste para la Junta de Andalucía de 90
millones de euros, que la propietaria de la balsa, la sueca Boliden, se negó a
pagar al no considerarse responsable de la rotura. Esta cantidad es igual que la se empleó en la gestión del
Hospital de Vallecas en 2014 (25).
Prestige El vertido de 77.000
toneladas de petróleo frente a las costas gallegas en 2002 por el petrolero Prestige causó unos daños valorados en
4.000 millones de euros (26), una cantidad equivalente a
los recortes de gasto público llevados a cabo en Cataluña en los años 2011 y
2012 (27) En esa cuenta no se incluye el coste del tratamiento
y mantenimiento de los residuos
recuperados del mar que, lógicamente, no ha desaparecido.
Vertido de BP en el Golfo de México La explosión y posterior hundimiento de
la plataforma petrolífera de BP Deepwater
Horizon en 2010 en el Golfo de México habría supuesto, según la propia compañía,
unos gastos de 14.000 millones de dólares en limpieza, 12.500 millones en
reclamaciones y cerca de otros 2.000 millones en diversos conceptos (28)
Julian Green
¿Cuánto dinero nos cuesta maltratar el planeta? ¿Cuánto vale un bosque... y cuánto cuesta apagar un incendio?
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