sábado, 28 de mayo de 2011

Una de zombies


Se dice acertadamente que la realidad supera muchas veces a la ficción. Lo cierto es que la naturaleza nos ofrece monstruos que superan a los de las películas de Hollywood e historias tan impresionantes como las de las mejores novelas.
De esto se trata: parásitos que se adueñan de la mente de otros seres vivos, dominándolos como a zombies  con el fin de perpetuar sus genes incluso a costa  de la vida de los cuerpos que ocupan.
El primero de estos inquietantes parásitos es un hongo de la familia de los Cordyceps que esparce sus esporas entre las hojas caídas  del bosque. En su deambular las hormigas se impregnan de esas esporas que penetran en su cutícula, produciéndoles cambios evidentes a los pocos días.
El hongo domina el cerebro de la hormiga, haciéndola abandonar el hormiguero, trepar por una rama hasta lo más alto, donde sople el viento, y enganchándose con su poderosa mandíbula. Una vez afianzada, de la cabeza de la hormiga emerge el hongo que va creciendo hasta superar el tamaño de la propia hormiga. Desde esa altura el hongo lanzará sus esporas, que caerán entre las hojas a la espera de otras hormigas.
El grillo de bosque también es utilizado como un zombie. Al beber agua  puede entrar en su organismo la larva de un insecto perteneciente a la familia de los Nematomorpha que se reproduce durante el verano en el agua. Esta larva vive dentro del grillo el tiempo necesario y dirige sus pasos hasta encontrar agua abundante donde le obligará a lanzarse. El grillo muere ahogado y de su interior sale la larva, ya feliz en su medio.
De manera parecida, aunque más sofisticada, actúa un gusano del género Leucochloridium, que una vez dentro de un caracol lo enloquece hasta hacerlo ascender a lugares altos y despejados, donde es fácil presa para los pájaros. Para facilitar la labor del depredador, el gusano asoma por los ojos del caracol como si fuera una  de sus antenas, mostrando atrayentes colores que llevarán al pájaro a comerse al caracol. De esta manera el gusano podrá depositar sus huevos en el interior del ave y cuando ésta lance sus excrementos comenzará de nuevo el ciclo.
Si esto nos sorprenden, más elaborado aún es el caso del Dicrocoelium dendriticum, que necesita más de un huesped para desarrollarse. Los huevos depositados en el suelo son ingeridos por un caracol. Dentro del caracol eclosionan y viven en su interior durante cuatro meses. Salen del caracol en su moco, alimento muy apreciado por las hormigas, que serán su próxima víctima. El siguiente paso del proceso es similar al  del hongo del principio del artículo: dominará el cerebro de la hormiga que se enganchará al envés de una hoja. Esa hoja será devorada por una oveja, tercer huesped de este parásito. Allí, alimentándose de su bilis se desarrollará plenamente y pondrá sus huevos, que las heces de las ovejas volverán a depositar en el suelo a la espera del próximo caracol.
El mundo de los parásitos que convierten en zombies a los animales que ocupan es muy amplio. Por ejemplo, cada una de las especies de hongos Cordyceps está especializada en “colonizar” un insecto determinado o, incluso, parasitar otros hongos. Más aún, el mundo de los parásitos en general, con comportamientos increíblemente retorcidos para subsistir aprovechándose de los demás podría llenar una biblioteca de literatura fantástica, aunque esa literatura, verdaderamente, sería real como la vida misma.

Autor: Julian Green


Fuentes consultadas: Ciencia al cubo de Radio5; suite101.net (biología); www.ungeologoenapuros.com; Revista Danica; La Flecha, diario de ciencia y tecnología, etc.

No hay comentarios: