viernes, 9 de diciembre de 2011

Especies que nos invaden (1ª parte)














Según definición de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una especie invasora es una especie exótica que se establece en ecosistemas o hábitats naturales o seminaturales y amenaza la diversidad biológica nativa. Si bien, como veremos más adelante, la actual facilidad de transporte y comercio está provocando un mayor desplazamiento de microorganismos, plantas y animales exóticos de un lado a otro del planeta, esto no es nuevo ni necesariamente perjudicial. Después de las vueltas que lleva dadas el mundo y los humanos a su alrededor, pocas cosas son ya exclusivas del lugar donde se encuentran y muchas nos resultan tan cercanas que olvidamos que hubo un tiempo en que no existían en nuestra tierra.
Pensemos, por ejemplo, en las patatas o el maíz, tan básicos en nuestra alimentación, vinieron de América y, lógicamente, hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo y mucho después nadie en nuestro país ni en el resto de Europa comía estos alimentos. Asimismo el eucalipto, tan común y abundante ahora en España, proviene de Australia y fue introducido en Galicia en 1860.
El establecimiento de una especie foránea en un hábitat natural no tiene porque ser necesariamente dañino. Según el inventario de especies exóticas invasoras para Europa (DAISIE en sus siglas en inglés), solo el 10% de las especies catalogadas son perjudiciales para los hábitats o la economía europea. No obstante, el asentamiento de una especie exótica en un hábitat nuevo implica un “conflicto” frente a las otras especies y un proceso de adaptación/transformación respecto al hábitat de imprevisibles consecuencias, por lo que, como apuntan desde el Grupo de Especialistas en Invasiones Biológicas, el mero hecho de que una especie foránea se introduzca con éxito comporta un riesgo medioambiental extremo.
Cómo llegan
Como decíamos, la globalización del transporte y el comercio internacional es responsable de que en Europa estén catalogadas más de 11.000 especies no autóctonas y 1.400 en España. Y esto ocurre en unos casos por introducciones accidentales mientras que en otros es completamente intencionado.
Accidentalmente parece ser que llegó el temido mejillón cebra, bien en una embarcación infestada de estos mejillones o cuya agua de lastre contuviera sus larvas. De la misma manera pudo llegar la almeja asiática –aunque también pegada a los cascos de los barcos o por ser utilizada como alimento por las tripulaciones asiáticas. El picudo rojo de las palmeras, un gorgojo que se desarrolla dentro de las plantas parasitadas y que ya en 1906 fue declarado plaga severa en la India y en 1917 en las palmeras de dátiles, llegó a Motril y Almuñécar en palmeras importadas del norte de África, mientras que una de las recién venidas, la avispa asiática, habría llegado a Francia en un cargamento de madera china sin desinfectar, y de ahí habría pasado al País Vasco hace un año.
Un caso intermedio es cuando la especie en cuestión llega de manera intencionada pero es liberada al medio natural de manera accidental. La caulerpa o alga asesina apareció en el mar Mediterráneo en 1984 tras desagüar en él un acuario de Mónaco. Los acuarios también estarían en el origen del caracol manzana. Este caracol, que puede alcanzar el tamaño de una manzana, se utiliza en los acuarios ornamentales para limpiar todo tipo de residuos: algas, restos de alimentos y cadáveres de peces y habrían acabado en el Delta del Ebro al limpiar esos acuarios.
En los casos de introducción intencionada podemos distinguir varios motivos: ornamentales –razón de buena parte de las peores especies vegetales invasoras-, económicos, deportivos o prácticos.
Como decimos son muchas las especies vegetales introducidas en España sólo para decorar: la mimosa plateada o acacia francesa –también por su aroma–, el helecho de agua –si bien también llegó accidentalmente asociado al cultivo del arroz-, el romerillo, la sudafricana uña de gato, la falsa acacia –aunque en algunos lugares también se aprovechaba su madera– y, ya en el reino animal, un pez, la gambusia. 
Aunque también motivos ornamentales introdujeron al ailanto, su resistencia a la contaminación ha hecho que sea utilizado en jardines urbanos y su fácil desarrollo en terrenos pobres ha servido para alinear carreteras o recuperar terrenos degradados.
Esos mismos motivos prácticos –económicos, gastronómicos, agrícolas o de ingeniería- serían los responsables de la introducción de muchas otras especies invasoras.
La acacia dealbata, introducida inicialmente por motivos ornamentales, habría tenido una gran expansión en los últimos años de incendios forestales debido a su rápido crecimiento y capacidad regenerativa. La uña de gato, resistente a la sequía, se ha utilizado para fijar el suelo en dunas y taludes. Evitar corrimientos de tierra y fijar el suelo también ha sido uno de los motivos de la expansión de la hierba de las Pampas o plumero.
El jacinto de agua, planta acuática de la Amazonía, ha sido utilizada para la depuración de aguas.
En agricultura se ha utilizado la chumbera, que servía para alimentar a las cochinillas, utilizadas para fabricar tintes, aunque también resultan comestibles sus higos. También la falsa acacia que, entre otras utilidades, es una gran fijadora de nitrógeno en el suelo.
Para alimentación se han introducido especies como el cangrejo chino de mitones y el cangrejo rojo americano, para producción de pieles el coipú –roedor parecido al castor– y el visón americano.
La tortuga de orejas rojas, procedente de Estados Unidos y el noroeste de México, fue comercializada masivamente como mascota en los años noventa en España, llegando a venderse 900.000 ejemplares.
Varias especies invasoras han sido utilizadas para fines sanitarios como el ailanto –cuya corteza se usa en la medicina tradicional china-, la falsa acacia –también utilizada para fabricar perfumes- o el pez gambusia, introducido para combatir el paludismo por ser depredador de mosquitos y cuya efectividad ha sido puesta en entredicho.
La pesca deportiva es responsable de que especies exóticas invasoras naden en nuestras aguas como en el caso del siluro, la trucha arco iris, el lucio o el black bass.
Cómo se expanden
Lo que hace peligrosas a estas especies exóticas invasoras es básicamente su fácil capacidad para extenderse y su superioridad ante especies autóctonas.
Sorprende saber cómo el mejillón cebra pasó en los Grandes Lagos de 200 ejemplares por metro cuadrado, a que fueran 4.500 un año después y ¡750.000! tras dos años de estar introducido. También resulta impresionante la capacidad reproductiva de la gambusia, con 3 o 4 camadas al año de individuos que pueden comenzar a reproducirse a las seis semanas de vida o las puestas de la hembra de cangrejo chino, que pueden llegar al millón de huevos. Asímismo, las semillas de la hierba de las pampas pueden dispersarse hasta 30 kilómetros.
Para su desarrollo en el territorio invadido tampoco es imprescindible una invasión muy numerosa: tres parejas de malvasía canela iniciaron la colonización de Europa en 1948.
Los medios para extenderse por el territorio, como ya hemos visto, son variados y sencillos: pegarse al casco de un barco, el vaciado de un acuario, la fuga de individuos cautivos… Si, como ahora veremos, la superioridad de algún tipo frente a los individuos invadidos es en muchos casos la causa habitual del triunfo de estas especies también se pueden encontrar, sencillamente, con que no existen competidores o depredadores a los que enfrentarse o de los que huir, como le ocurre a la caulerpa o alga asesina.
La resistencia a la sequía o a duras condiciones climáticas es el motivo más habitual de que se impongan las especies invasoras vegetales, además de su rápido crecimiento y fertilidad. El ailanto, además, se ocupa de acabar con la competencia distribuyendo toxinas a su alrededor.
La mimosa plateada y la hierba de las Pampas se benefician especialmente de su rápido crecimiento tras los incendios, tomando ventaja sobre las demás plantas.
En cuanto a las especies animales, además de la mayor fertilidad o agresividad como depredadores, un mayor tamaño sirve, entre otras cosas, a la tortuga de orejas rojas y al visón americano para imponerse a galápagos ibéricos y visones europeos, respectivamente. El éxito en el cortejo –mayor agresividad, plumaje más atractivo, etc.- son las armas de los machos de la malvasía canela.

(Continuará... En el próximo número conoceremos los daños que causan y cómo combatirlos)


Fuente principal
:
GEIB (2006) TOP 20:
presentes en España
Las 20 especies exóticas invasoras más dañinas. GEIB, Serie Técnica N.2. Pp.: 116.

Y también: Naturalmente (La 2), consumer.es, Ciencia al cubo (Radio5), etc.

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