sábado, 22 de febrero de 2014

Desvelando los secretos del ratopín rasurado


El ratopín rasurado, también conocido como rata topo desnuda, rata topo lampiña, farumfer o heterocéfalo (Heterocephalus glaber) es un roedor de África, que habita principalmente en Etiopía, Kenia y Somalia.
El ratopín es uno de los animales más raros del mundo y posiblemente uno de los más feos, pero seguro que mucho de nosotros lo vamos a envidiar.

Su aspecto es como el de una salchicha con dientes, ya que es un roedor sin pelo que vive bajo tierra en las sabanas de África. En algunos lugares se le considera una plaga debido a sus hábitos alimenticos, pues se alimentan de raíces y tubérculos, dañando los cultivos de patatas y otros vegetales. Pero, también, se come las heces que produce, es decir, son coprófagos (como los conejos o los gorilas en ciertas ocasiones)

Una característica que lo hace muy especial es su estructura social, es de los pocos mamíferos que se organiza por medio de una sociedad de castas (mamífero eusocial) similar a la que presentan algunos insectos denominados sociales como las abejas, termitas  o las hormigas. La rata topo desnuda forma una colonia, donde la reina es la que tiene la capacidad de reproducirse, mientas que el resto de los individuos son estériles excepto uno o un par de macho. Parece ser que la orina de la reina es esparcida por el sistema de tunes subterráneos donde viven y mantiene al resto de las hembras y la mayoría de los machos de la colonia estériles hasta que ésta desaparece, momento en el que el resto de las hembras luchan entre sí a muerta para decidir quién será su sucesora. 
Es muy importante este tipo olor (todavía no identificada la sustancia que provoca dicho olor) que adquieren todos los individuos de la colonia al revolcarse en las zonas comunes de los túneles subterráneos, ya que permite diferenciar unas colonias de otras, de tal forma que si un individuo penetra en la colonia equivocada es asesinado por las rata topo soldado.
La reina, además, dispone de vértebras especializadas que la hacen más larga que el resto de las hembras. La parte inferior de la espina dorsal se alarga tras su primera o segunda gestión hasta alcanzar un tercio más que la de las demás. La camada de una reina consta de entre 3 y 12 crías, aunque es capaz de albergar hasta 27 fetos.
En una colonia normal, entre uno y tres machos se aparean con la hembra mientras que el resto de los individuos que oscilan entre 20 á 300, adquieren la función de  trabajadores que cavan túneles y buscan comida, de sirvientes que atienden a la reina y a su progenie y de soldados que defienden los túneles de las agresiones de diversos animales: serpientes, zorros, águilas o búhos.

Cuando excavan nuevos túneles, las obreras forman una fila de trabajo muy eficiente, la que va delante excava utilizando sus incisivos, mientras que las otras van pasando la tierra hacia atrás, donde la última se encarga de sacarla a la superficie. La primera además se coloca un palo en la boca para evitar que entre tierra que pueda asfixiarla.
Las galerías y túneles que excavan pueden tener una profundidad de 2 metros y una extensión de unas 20 hectáreas en superficie después de varios años de trabajo.
Poseen unos largos incisivos que se separan y mueven de forma independiente. Cuando un depredador ataca a la colonia, se unen todos los obreros formando una pared infranqueable para el enemigo, con sus incisivos.

Se han llevado a cabo diversos estudios genéticos en las colonias de ratopines y se ha encontrado algo sorprendente. Toda la colonia tiene mucha similitud genética, lo que indica una clara endogamia dentro de la colonia. De hecho, se ha podido demostrar que la mayoría de las crías son desciende de la relación entre hermanos o entre hijos y padres. De forma general la endogamia en mamíferos es bastante peligrosa para la especie ya que suele generar individuos con enfermedades u otras anomalías. ¿Cómo podemos explicar esta endogamia? Los ratopines presentan multitud de depredares que los cazarían fácilmente fuera de sus túneles y además, el suelo africano donde construyen sus hogares son bastante duros y difíciles de excavar. Ambas características favorecerían que los ratopines no saliesen de sus galerías y por tanto, no les que más remedio que reproducirse entre sí, generando endogamia. Al principio esto tuvo que suponer grandes problemas en la especie, pero con el paso de miles de años de selección y evolución, llegaron a lograr que la endogamia no supusiera un lastre para la especie.  Y para los investigadores supone un interesante misterio genético por resolver.


Pero tal vez la característica más asombrosa y que la más nos interesa es su longevidad, ya que es capaz de vivir hasta 30 años, un auténtico record entre roedores y además, es inmune al cáncer, es decir son resistentes a presentar cáncer espontaneo y tumorigénesis inducida experimentalmente.
Después de haberse realizados estudios con más de 1500 ratopines durante  25 años se observó que  sólo uno desarrolló cáncer. Algo muy sorprendente ya que el 95 % de los ratones de laboratorio desarrollan cáncer y en libertad el 75 %, ya que los roedores son especialmente vulnerables a esta enfermedad. Pero la rata topo desnuda, que vive 10 veces más que los ratones convencional, además, no tiene cáncer. Estas características hacen de él, un animal extraordinario, sobre todo para realizar investigaciones sobre el cáncer y el envejecimiento.
Recientemente, se ha descubierto el secreto de su inmunidad al cáncer. Se trata de una molécula que tenemos todos los mamíferos, pero en el caso del ratopín es muy especial. Se trata del ácido hialurónico, una molécula conocida por los humanos, ya que se usa para borrar los efectos del paso del tiempo con inyecciones que corrigen las arrugas y para tratar la artritis.
El ácido hialurónico es un polisacárido del tipo glucosaminoglucano, de textura viscosa presente en el humor vítreo, la sinovia, las articulacines y en la piel. En un hombre medio de 70 kilogramos de peso puede haber una cantidad total de 15 gramos de ácido hialurónico en su cuerpo. Es, además, producido por la mayoría de las células del cuerpo humano y ayuda, entre otras cosas, a controlar el crecimiento de los órganos hasta su tamaño adecuado.
Se sabía que esta sustancia era la responsable de darle al ratopín la increíble elasticidad de su piel para poder reptar por los túneles y que se encontraba en mayor concentración que en la piel que en otros mamíferos, además de presentar una estructura más compleja que la de los humanos.
Ahora, se ha demostrado que esta misma molécula también es la responsable de bloquear el desarrollo de los tumores. Ya que si se elimina el ácido hialurónico del ratopín (se han inactivado genes que regulan la concentración de ácido hialurónico), sus células comienzan a dividirse sin control generando tumores.
Para comprobar y demostrar su efecto, se están creando ratones transgénicos que producirán el ácido hialurónico del ratopín. Esto va ser posible gracias a la secuenciación de todo su genoma en el 2011. Si estos ensayos funcionan correctamente, el siguiente paso es probar con humanos e intentar que las células humanas produzcan más ácido hialurónico y ver los resultados.
Además, de su sorprendente longevidad y ausencia de cáncer, este animal es también insensible al dolor ya que en su piel y fibras cutáneas C cutáneas poseen una deficiencia del neuropéptido, conocido como sustancia P, haciendo que estos animales sean insensibles a determinados tipos de dolor.  

Pero aún hay más, carecen de una capa aislante de grasa por lo que no pueden mantener el calor corporal, y por este motivo duermen en una de las cámaras de la madriguera, apiladas unas sobre otras para evitar el frío de la noche. Y para rematar todas sus proezas, estos animales nunca beben agua. 


José Luis Olmo Rísquez

1 comentario:

Anónimo dijo...

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