Siendo adulto no mide más de 3 cms. pero se reproduce extraordinariamente rápido, puede llegar pegado al casco de un barco o como larva en las aguas de lastre.
Como muchas otras especies invasoras, una vez establecido es casi imposible de desalojar. Adherido a los cascos de los barcos frena su velocidad y aumenta la corrosión, compite por el alimento y desplaza a otras especies autóctonas, alterando los ecosistemas, reduce la concentración de oxígeno en el agua con su respiración y al devorar el fitoplacton; obstruye todo tipo de conducciones (agua, canales, centrales hidroeléctrica y nucleares) causando, además de daños medioambientales, importantísimos daños económicos, como bien saben en los Grandes Lagos y en el Delta del Ebro.
Parece invencible y sólo la prevención puede evitar su expansión.
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