Sirva esta ruta por Manzanares (Ciudad Real) como ejemplo para cualquiera en su ciudad o pueblo, para que se pare a pensar en lo que le rodea, junto a lo que pasa cada día y en lo que nunca se fijó y que tantas cosas le puede enseñar.
lunes, 26 de enero de 2015
Ruta geológica (por las calles de Manzanares)
lunes, 19 de enero de 2015
¿Por qué se sigue negando el cambio climático o haciéndose tan poco por evitarlo?
El cambio climático es, seguramente, el problema medioambiental que más consenso reúne en la comunidad científica; lo era en el 2010, fecha de la publicación de este libro que nos ocupa y lo es más aún en la actualidad, pues las evidencias y estudios científicos cada vez son más contundentes. De esta manera, pese a que la reacción sea extremadamente tibia para la categoría del problema, gobiernos e instituciones internacionales lo tienen como uno de los mayores peligros que acechan y sufre la humanidad. ¿Por qué, entonces, sigue siendo negado desde parte de la opinión pública y sectores influyentes a nivel transnacional?
Este libro nos relaciona varias encuestas solventes en lugares como Estados Unidos, Reino Unido, Australia o Alemania en las que el número de escépticos o abiertamente negacionistas del cambio climático, aun siendo minoría, aumentaba significativamente con respecto a otras encuestas anteriores.
El artículo de Francisco Heras Hernández (Centro Nacional de Educación Ambiental) sobre este tema nos da diversas explicaciones, vistas desde varias perspectivas:
Psicológica (Los humanos tenemos una habilidad probada para rechazar la información que nos resulta incómoda o amenazante) Como bien conocen los psicólogos, el primer paso para solucionar cualquier problema es reconocer su existencia y la actitud más usual, negarlo
Informativa (De acuerdo con diversos estudios, los medios de comunicación de masas han dado una visibilidad inmerecida a las perspectivas “escépticas”) Bien buscando un equilibrio en el debate, bien anteponiendo las creencias propias a la evidencia, determinada prensa –especialmente la conservadora anglosajona- ha prestado un hueco al escepticismo frente al cambio climático que no se corresponde en absoluto al peso que tiene en la comunidad científica
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domingo, 11 de enero de 2015
El ipé: la maldición de ser diferente

El
ipé es un árbol tropical que crece principalmente en la selva amazónica. Puede
superar los 40 metros
de alto con un diámetro de 1,8
metros , si bien lo habitual es que mida 30 metros y entre 60 y 90
cms. de anchura en su tronco. Es especial, principalmente, por dos motivos:
-su
madera que, una vez secada, resiste de forma natural a los insectos, la humedad
y los incendios y dura entre dos y tres veces más que otras maderas utilizadas
habitualmente como la del pino, el abeto o la secoya
-su
bajísima densidad, con un promedio de un ipé por cada diez hectáreas.
Las
peculiaridades de su madera lo hacen muy apetecible para pasarelas y puentes y,
en general, para ser utilizada en exteriores pero talar un ipé, situado éste en
la selva entre otros muchos árboles, implica deforestar todo el terreno
necesario para llegar a él, trabajar con comodidad y transportarlo. La belleza
de su floración entre agosto y septiembre que salpica la selva de rosa,
amarillo o blanco acaba convirtiéndolo en una de las principales causas de la
deforestación amazónica, más aún con los altos niveles de tala ilegal y
descontrol en la explotación forestal de la selva amazónica (ver Revista
Ecoaula número 21). En cualquier caso es legal talar hasta el 90% de estos árboles con una segunda tala a los 35
años, si bien se estima en 60 años el tiempo necesario para que se recupere.
España
es el octavo mayor importador del mundo de esta madera y el cuarto de Europa; podemos
pisar esta madera en puentes sobre los ríos Manzanares, Ebro o Nervión, sin ir
más lejos. La sobreexplotación de este árbol ha llevado a los importadores de
madera a recomendar el consumo de otras maderas parecidas y menos escasas,
tanto tropicales como centroeuropeas.
El
ipé es buen ejemplo de la maldición que suele acompañar a las cosas bellas y
exclusivas y del ciego consumo humano de recursos que no repara en daños ni en
gastos en el momento de conseguir su objetivo.
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árboles,
bosques,
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recursos naturales
domingo, 4 de enero de 2015
Nuestro futuro robado: entrevista
Es
difícil leer el libro Nuestro futuro
robado, publicado en España a finales de los noventa por la Asociación Vida
Sana junto a otras organizaciones, cerrarlo y pasar a pensar en otras cosas.
Las evidencias que muestra sobre la amenaza del sinfín de sustancias químicas
sintéticas que hemos producido y esparcido por todo el planeta y la magnitud de
las consecuencias de éstas sobre nuestra salud y la del resto de especies que
lo pueblan plantea demasiadas preguntas que entonces no tenían una clara
respuesta.
Muchos
años después, queremos saber cuántas de estas amenazas se han convertido en
realidad, cuántas otras evidencias han surgido y de cuánto ha servido la voz de
alarma surgida en aquel libro y en su posterior difusión.
Para
ello nos hemos dirigido a la Asociación Vida
Sana y hemos conversado con Pedro Burruezo, director de The Ecologist sobre
todas estas cuestiones.
Podemos calificar Nuestro
futuro robado como un libro inquietante, casi de terror. Sin duda sobrecoge
a un profano en estas cuestiones saber que este tipo de sustancias están en
cualquier rincón del planeta por recóndito que sea y en el cuerpo de cualquier
animal, incluidos los seres humanos, por muy aislado que se encuentre. Más aún
cuando sus efectos se pueden manifestar en individuos sanos, al cabo de mucho
tiempo y de manera irreversible… ¿Tenemos
conciencia de todo esto cuando usamos un insecticida, un herbicida o
simplemente cuando hacemos la compra?
La
mayoría de la población no tiene ninguna información al respecto y me temo que
le importa muy poco, pues hay otros temas que centran su interés: resultados
deportivos, el pago de la hipoteca, las aventuras de Paquirrín… No saben, y no
quieren saber, que la información de ese y otros libros les concierne muy
directamente. Allá ellos. Sí hay, de todos modos, minorías cada vez más amplias
que quieren saber, que quieren informarse, personas que no están dispuestas a
tragar con todo. Porque empresarios y multinacionales que están corrompiendo el
planeta actúan de forma impune, al menos hasta ahora. Es una vergüenza para la Humanidad lo que está
pasando. Las generaciones del futuro escupirán sobre nosotros. La contaminación
de productos químicos tendrá efectos en muchas generaciones posteriores y
también en la biodiversidad.
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