En torno a las 21:06 horas del pasado 24 de diciembre, numerosas personas a lo largo de buena parte del país fueron testigos de cómo una bola de fuego atravesaba lentamente el cielo. El fenómeno fue registrado desde el Complejo Astronómico de La Hita gracias a los sistemas de detección que tiene instalados allí la Universidad de Huelva dentro del Proyecto SMART.
El análisis llevado a cabo por el Profesor José María Madiedo, investigador de esta universidad, revela que la bola de fuego se produjo por la entrada en la atmósfera terrestre de una roca de unos 100 kg de masa procedente del cinturón principal de asteroides. El bólido se inició en África, a unos 105 km de altura sobre la vertical de la localidad argelina de Tiaret. Desde allí fue avanzando lentamente hacia la Península, pasando casi sobre la vertical de Ciudad Real, punto en el que alcanzó su altura mínima (75 km). En ese punto, y conforme continuaba atravesando el país, la roca fue ganando altura debido al efecto combinado de la curvatura de la Tierra y del bajo ángulo de la trayectoria del bólido. Llegó a adentrarse en Portugal, y continuó hacia la costa gallega. La roca, tras recorrer una distancia total de unos 1200 km, abandonó la atmósfera terrestre cuando se encontraba sobre el Océano Atlántico, a unos 100 km frente a la costa de Galicia.
Si bien es frecuente que se produzcan bolas de fuego en la atmósfera por el impacto de rocas procedentes del espacio, es muy poco frecuente que estas rocas abandonen la atmósfera terrestre y vuelvan a continuar su órbita en el sistema solar. Este tipo de fenómeno recibe el nombre de bólido rozador.
El sistema automático de detección de bólidos y meteoritos instalado en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo), forma parte del proyecto SMART liderado por el Profesor Jose María Madiedo (UHU) y entró en funcionamiento en Octubre de 2010, inicialmente con tres detectores. Debido a la alta producción de datos diarios y de los resultados científicos publicados por dicho investigador, en agosto de 2013, el sistema se amplió con un nuevo detector y posteriormente, en el verano de 2014, otro nuevo detector fue incorporado consiguiendo que, desde este punto estratégico, se cubriese la totalidad del cielo visible proporcionando un incremento sustancial de la cantidad de datos obtenidos y posibilitando el registro sistemático de fenómenos como el del pasado 24 de diciembre.
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