Greenpeace ha publicado recientemente el informe Amazonía, una crisis silenciosa donde se detalla la manera en que la corrupción está relacionada con la deforestación de estas selvas. Hemos hablado con el responsable de la campaña de Bosques de esta organización, Miguel Ángel Soto, sobre las talas ilegales en la Amazonía y el grado de corrupción en España en relación a los recursos naturales.
-Vistos los datos sobre tala ilegal que Greenpeace publica en su
informe Amazonía, una crisis silenciosa, ¿se puede afirmar que la tala en la
selva amazónica está fuera de control y que no son fiables los datos que se
conocen?
El sector forestal
en Brasil debe ser urgentemente reformado debido a que el sistema diseñado para
controlar la tala, transporte y procesamiento de madera está siendo objeto de
falsificaciones documentales y fraudes, sirviendo en la práctica para blanquear
madera procedente de talas ilegales. Las investigaciones llevadas a cabo
durante 2013 han encontrado, en 5 casos de estudio, que se está sobreestimando
el número de árboles de alto valor económico en las concesiones forestales
(como el Ipé), la falsificación de todo tipo de documentación en la cadena de
custodia, la solicitud de permisos de explotación forestal en áreas ya
deforestadas, etc., todo con el fin de vender la madera de origen desconocido
con documentos oficiales.
Efectivamente, la explotación forestal en la Amazonia está fuera de
control. Este es, precisamente, nuestro mensaje.
-Siendo de por sí preocupantes los datos sobre las talas legales en
la Amazonía
y la deforestación que produce, ¿en qué empeora una tala ilegal a la que se
hace de forma legal? ¿Se reducirían los niveles de deforestación si se atajara
la tala ilegal o se compensarían con más tala legal?
La explotación forestal, mayormente ilegal,
está destruyendo la Amazonía ,
una región tropical donde la deforestación ha vuelto a repuntar en 2013 tras años
de buenos resultados. Se han producido incrementos del 28% en comparación con
el año pasado. (Se talaron 5.843vkm2 entre agosto 2012 y julio 2013).
Según los
índices del IPE (Instituto de Pesquisa e Engenharia da Amazônia)
hay un incremento altísimo de la degradación forestal. Es menos visible y
fotogénica que la deforestación, es más “silenciosa” y está causada por la
excesiva tala de árboles. Entre 2007 y 2010 se ha degradado una superficie de
64.206 Km2.
Un ejemplo de
mala gestión forestal en la selva es la extracción de unas pocas especies, las
más valiosas, como el Ipé. En la
Amazonía brasileña el Ipé se encuentra en densidades bajas.
En los inventarios se ha encontrado una densidad de 0,11 - 0,32 árboles por
hectárea, 1,1 - 3,2 árboles por cada 10 hectáreas (adultos
con un diámetro superior a 30
cm en la edad reproductiva). La extracción de uno solo
de estos grandes árboles hace necesaria la construcción de caminos y vías de
saca en la selva, los mismos caminos que utilizaran los colonos una vez
eliminado el valor económico de la madera.
Y esta
explotación forestal provoca una degradación forestal, que no es detectable ni
medible vía satélite, pero es la antesala de la deforestación. Y el uso del
fuego, queimadas, es la forma que utilizan los colonos para clarear la selva
secundaria para abrir el terreno a la expansión de la frontera agrícola,
cultivos de soja y ranchos de ganado principalmente.
En Brasil, tras la reforma del Código
Forestal en 2012 se ha producido un repunte de la deforestación, rompiendo una
tendencia de decrecimiento desde 2004. La deforestación vuelve a ser un
problema.
-La corrupción que afecta al medio ambiente y los recursos
naturales no es patrimonio de otros países y España es buen ejemplo de ello. Su
organización ha investigado los intereses privados que podría haber tras la
reforma de la Ley
de Costas, e incluso denunciado algún intento encubierto de soborno, ¿cuál
podría ser el nivel de corrupción en España respecto a los temas relacionados
con el medio ambiente y de qué manera lo han deteriorado estas prácticas?
No existe un
estudio comparado de la corrupción en España en temas generales de
medioambiente con respecto de otros países. La ONG Transparencia
Internacional (http://www.transparencia.org.es/) tiene
análisis comparados sobre el nivel de corrupción o temas específicos, como el
agua.
En los últimos
años Greenpeace ha documentado la prevalencia de los intereses particulares
sobre el bien común, y los vínculos de estos intereses con las “familias
políticas” de nuestro sistema de partidos, en la tramitación de la Ley de Costas o en el
monopolio del sector eléctrico. Es evidente que los numerosos casos de
corrupción urbanística, la falta de sentencias condenatorias (impunidad) en
graves casos de desastre ambiental (Prestige, Boliden, Fertiberia, …) o la
falta de ejecución de sentencias (Hotel El Algarrobico) muestran un panorama
donde la clase política está fuertemente infiltrada por intereses económicos.
Más allá de estudios numéricos, la percepción de la ciudadanía es que la
corrupación de la clase política en España es un problema grave.
Y en este
contexto de corrupción, la protección y la defensa del medioambiente está
saliendo muy mal parado.
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