jueves, 11 de julio de 2013

El Cerro de la Garita de Concud, yacimiento paleontológico excepcional

El Cerro de la Garita de Concud (Teruel) se ratifica como yacimiento paleontológico excepcional en una publicación de la revista científica ‘Lethaia’.  

El artículo reconstruye cómo se formó este yacimiento de mamíferos de hace unos 7 millones de años, situado en las cercanías del barrio tturolense de Concud.


Teruel, 10 de julio de 2013.- “A vista de Teruel, en un lugar que llaman Concud, veras que cría la tierra, en un pedazo de un monte, huesos, y calaveras de hombres, como otras tierras yerbas, y plantas”. Ya en 1680 llamaban la atención los restos óseos de las cercanías de Concud, según manifiesta este pasaje del capítulo “Verdaderos prodigios del Arte, y la naturaleza” de la obra “El templo de la fama, con instrucciones políticas y morales”, de Andrés Ferrer de Valdecebro, publicada en la Imprenta Imperial de Madrid por la viuda de Joseph Fernandez de Buendía.

333 años después de la obra de Ferrer de Valdecebro, se acaba de publicar en la revista científica ‘Lethaia’ un artículo que reconstruye cómo se formó el yacimiento paleontológico de Cerro de la Garita en las cercanías de la localidad turolense de Concud, declarado Bien de Interés Cultural en el año 2004. Lethaia es la revista oficial de la Asociación Internacional de Paleontología y se fundó en 1968 por científicos daneses, noruegos y suecos.


            La nueva publicación, titulada Taphonomy of the reference Miocene vertebrate mammal site of Cerro de la Garita, Spain (Tafonomía del yacimiento de mamíferos de referencia del Mioceno de Cerro de la Garita), está liderada por María Dolores Pesquero (que realizó su Tesis Doctoral en dicho tema). Es otra muestra de la vitalidad de un entorno privilegiado para el estudio de los fósiles de mamíferos de una antigüedad en torno a 7 millones de años. Este yacimiento se encuadra en el piso geológico de ámbito mediterráneo euroasiático conocido como, precisamente, Turoliense, cuya referencia internacional se encuentra en el afloramiento de las arcillas de Teruel-Cerro de Santa Bárbara-Los Mansuetos.

El contexto en el que se enmarca el yacimiento de Cerro de la Garita corresponde a los márgenes de un antiguo lago. En su origen, la zona proporcionaba una fuente de agua que era regularmente visitada por herbívoros y, por tanto, se convertiría en una zona de alimentación propicia para depredadores y carroñeros. La mayor parte de los fósiles recuperados en el yacimiento corresponde a restos de herbívoros, como el caballo Hipparion concudense, representados fundamentalmente por individuos tanto muy jóvenes como muy viejos, correspondientes a los perfiles de edades más susceptibles a ser afectados por depredadores, trampas o cambios en las condiciones ambientales. Su fosilización se originaría, por tanto, tras un proceso de mortalidad natural y se descarta la posibilidad de causas de muerte catastrófica (pues entonces estarían representados todos los rangos de edades). A pesar de la escasez de restos de carnívoros, las numerosas evidencias de su actividad, como marcas de depredación en la superficie de algunos de los restos óseos recuperados, el hallazgo de coprolitos –o excrementos- de hiena, así como la presencia de restos digeridos, ponen de manifiesto que esta zona también era visitada por carnívoros en busca de comida, probablemente atraídos por los cadáveres de herbívoros que se encontrarían en el entorno.

Además, en el trabajo se han tenido en cuenta otros factores, como los datos geológicos del yacimiento, la distribución espacial de los fósiles, diversas modificaciones en la superficie de los huesos y características geoquímicas que ayudan a definir el escenario en el que se formó el yacimiento. Si bien se trataba de lugar al aire libre, la escasez de restos con signos de meteorización sugiere que el ambiente circundante consistía en un sistema lacustre húmedo, probablemente a la sombra de la vegetación. De hecho, se han observado abundantes signos de actividad de raíces en los fósiles recuperados. También cabe resaltar que no se han encontrado evidencias de reelaboración, proceso por el cual los fósiles sufren un desenterramiento para volver a ser enterrados, por lo que se descarta que haya fósiles de distintas edades en el mismo nivel fosilífero. Este hecho confirma el valor internacional del Cerro de la Garita como sitio de referencia para el Mioceno superior continental.

Por último, cabe resaltar que las calles de Concud ratifican, gracias a la iniciativa y al esfuerzo vecinal, que este barrio pedáneo de Teruel atesora un patrimonio paleontológico especial: al valor intrínseco de los fósiles recuperados y de la información científica de ellos extraída, se suma el patrimonio inmaterial plasmado en los murales paleontológicos que se hallan expuestos en sus calles.


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